No importa si estás molesto o muy estresado, evita faltar el respeto en tu oficina y procura siempre verte profesional.

Estaba leyendo 14 frases que no debes decir a tus empleados, y se me ocurrió que muchos empleados tampoco tienen idea de cómo hablar a sus jefes. Tienden a caer en uno o dos campos generales. Algunos temen reafirmarse a sí mismos por lo que prefieren callar; otros simplemente dicen lo que se les ocurre y son demasiado desafiantes.

Con la intención de encontrar un balance que funcione, comparto siete cosas que nunca debes decir a una persona con la que no estás relacionada y que controla buena parte de tu vida:

“¿Cómo lo hago?”. Cuando tu jefe te pide hacer algo, una vez que entiendas de qué habla, tu trabajo es decir, “Seguro, no hay problema, puedes contar conmigo”. Después vete a pensar cómo hacerlo y, claramente, hazlo. De esa manera aceptas más responsabilidad sin generar problemas mayores a tu valor.

“No tengo el tiempo”. Déjame decirte un secreto: Nadie tiene tiempo. Continuamente se nos pide hacer más con menos, incluyendo a nuestros jefes. La clave está en definir qué es lo importante y priorizar el trabajo.

“No”. A menos de que sea ilegal o poco ético, no es buena idea darle una negativa a tu jefe. Puedes hacer preguntas o negociar, pero evita decir que no a menos de que tengas un excelente currículum o no necesites el trabajo. Solamente estarás pidiendo problemas.

“Tómate este trabajo y…”. Sabemos cómo puede terminar esta oración. Quizás tu jefe sea la peor persona del mundo. Tal vez es abusivo y saca sus traumas infantiles con sus empleados, quienes cree son sus esclavos. No importa. Cuando estés listo para renunciar, hazlo de manera profesional. No quemes puentes; siempre se te regresará.

“Voy a recursos humanos”. Cuando era un ingeniero joven, le pregunté a mi jefe por qué tuve una evaluación tan mala. Me dijo. No satisfecho, le pregunté si le importaba que hablara con su jefe. Me dijo que no, así que lo hice. No hay problema. Está bien si vas con el jefe de tu jefe, si lo haces bien (con respeto y apertura) y por la razón correcta. Pero si eso no funciona, ir al departamento de recursos humanos no te ayudará. Si es serio, renuncia. Si no, deja de quejarte.

“No fui yo, fue él”. Si eres responsable, acéptalo. Si no es tu responsabilidad o culpa, explícalo. Pero no apuntes el dedo a nadie más. Nunca. Hacerlo te hará lucir poco profesional.

“Ese tipo es un idiota”. Ya sea un colega, un cliente, un proveedor o cualquier persona, no pienses que puedes confabular con tu jefe como si fuera tu amigo. No lo es. Y si haces algo como criticar a alguien más, corres el riesgo de sonar irrespetuoso o crítico de alguien que podría ser más importante para la compañía que tú. Además, puedes generar desconfianza en tu jefe.

Recuerda que los jefes son personas reales, igual que tú y yo, pero están en una posición única que requiere de una interacción analizada. En general, si te mantienes profesional y eres respetuoso, eso es lo que obtendrás de regreso. Y si puedes aceptar la responsabilidad, mantenerte confiable y hacer el trabajo, llegarás lejos en tu carrera.

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