Los beneficios ganan peso frente a la reducción del balance para apuntalar las ratios.

No hay opción inadecuada. La carrera de fondo para reforzar la solvencia en la que viven los bancos desde que estalló la crisis financiera no permite desdeñar ningún camino que pueda a llevar a arañar aunque sea una centésima de capital. Pero no todos los momentos son igual de propicios para cada una de las fórmulas que permiten fortalecer las ratios. Y lo que ha demostrado 2017 es que hay una alfombra roja para todo aquel que quiera acudir al mercado. No siempre ha sido así.

La banca ha recuperado el favor de los inversores. Las cotizaciones de las principales entidades del Viejo Continente están en niveles no vistos desde hace tiempo y su deuda se compra a rentabilidades mínimas, incluso la que tiene más riesgo. El sector ha aprovechado ese apetito para reforzar su capital, hasta el punto de que la apelación de los bancos europeos a los inversores para mejorar su solvencia supera en menos de cinco meses el total de 2016.

Así lo ponen de manifiesto los datos de la Asociación para los Mercados Financieros de Europa (AFME), la organización que agrupa a la práctica totalidad de los bancos del Viejo Continente, incluidos Santander, BBVA o Bankia. Según sus cifras, las entidades han captado en los mercados 34.400 millones de euros en capital hasta el 9 de mayo, una cifra que ya supera los 31.900 millones conseguidos en el conjunto de 2016.

UniCredit y Deutsche Bank

Este volumen también es superior al de 2012, está muy cerca de los de 2010 y 2011 y tiene dos contribuidores muy especiales: UniCredit y Deutsche Bank. El italiano realizó una macroampliación de capital de 13.000 millones de euros en marzo y el alemán lo siguió con 8.000 millones en abril.

Entre los dos copan un porcentaje significativo (el 61%) de la solvencia conseguida a través del mercado, pero no lo acaparan todo. Los bancos no solo han acudido a los inversores para fortalecer su capital más pata negra (el CET1), sino también para hacer acopio de todas las posibilidades que deja la regulación. Eso incluye las emisiones de deuda que tiene capacidad para absorber pérdidas y que, por tanto, computa igualmente como capital, ya sea Tier 1 Adicional o Tier 2. Y el apetito del mercado también ha acelerado este tipo de colocaciones.

Con el frente de los mercados abierto de par en par, los bancos han pisado el freno en otra de las opciones más evidentes que existen para reforzar el capital y que pasa por reducir la exposición de sus balances. Al fin y al cabo, las ratios de capital son una división entre la solvencia (los recursos propios) y el riesgo que tiene cada entidad, y para aumentar el resultado final lo mismo sirve incrementar el numerador como reducir el denominador.

Según indican los datos de la AFME, los bancos europeos sistémicos, entre los que se cuenta Santander, han apelado a la reducción de sus activos ponderados por riesgo de forma intensa desde 2015, pero en los últimos dos trimestres han aflojado la presión. Los 5,43 billones en activos ponderados por riesgos con que cerraron el primer trimestre del año los 13 bancos sistémicos que hay en el Viejo Continente suponen un descenso de solo el 0,3% con respecto a 2016.

A cambio, los beneficios retenidos han contribuido en mayor medida a aumentar el numerador de la división. La ratio media capital de máxima calidad de los bancos sistémicos europeos se incrementó hasta el 12,93% en el primer trimestre de este año y los beneficios retenidos aportaron 17 puntos básicos a ese aumento. Los menores activos ponderados por riesgo solo supusieron una mejora de tres puntos básicos, mientras que la captación de capital en el mercado se situó a la cabeza, con 31 puntos básicos.