A Trump no le será fácil desarticular apertura hacia Cuba

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Trabajadores del aeropuerto de Santa Clara, Cuba, reciben el primer vuelo comercial entre Estados Unidos y Cuba en más de medio siglo con banderas de ambos países. Los cubanos anticastristas de EEUU no quieren que los turistas estadounidenses disfruten de mojitos en un estado policial que mandó al exilio a miles de personas que dejaron sus casas y sus negocios. (AP Photo/Ramón Espinosa, File)

El presidente cubano Raúl Castro levanta el brazo de su colega estadounidense Barack Obama en una conferencia de prensa conjunta en la Plaza de la Revolución de La Habana el 21 de marzo del 2016. Muchas de las medidas que tomaron para estrechar las relaciones de ambos países están en duda ahora tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU. El gobierno estadounidense se apresta a anunciar una nueva política que prohibiría los negocios con los militares cubanos al tiempo que preservaría las relaciones diplomáticas plenas restauradas por Obama y Castro, según un funcionario de su gobierno y personal involucrado con la elaboración de esa política. (AP Photo/Ramon Espinosa, File)

The Associated Press

Un auto viejo pasa frente al hotel Four Points by Sheraton de La Habana el 28 de junio del 2016. El turismo estadounidense podría verse afectado si el presidente Donald Trump da marcha atrás con muchas de las medidas tomadas a partir del 2014, cuando Cuba y EEUU iniciaron una normalización de sus relaciones. El gobierno estadounidense se apresta a anunciar una nueva política que prohibiría los negocios con los militares cubanos al tiempo que preservaría las relaciones diplomáticas plenas restauradas por Barack Obama y Raúl Castro, según un funcionario de estadounidense y personal involucrado con la elaboración de esa política. (AP Photo/Ramón Espinosa,File)

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Algunas personas observan el crucero Adonia de Carnival a su llegada a La Habana procedente de Miami el 2 de mayo del 2016. El gobierno de Donald Trump se apresta a anunciar cambios en la política hacia Cuba que están motivados por consideraciones de la política interna de EEUU, según funcionarios que pidieron no ser identificados. (AP Photo/Ramón Espinosa, File)

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LA HABANA (AP) — La apertura del presidente estadounidense Barack Obama hacia Cuba en el 2014 ayudó a canalizar dólares estadounidenses a conglomerados turísticos manejados por los militares isleños mientras el aparato de seguridad reprime el disenso.

El acercamiento también hizo llegar millones de dólares a negocios privados, impulsando el crecimiento de una clase media emprendedora independiente del estado comunista. Se abrió un nuevo mercado para firmas estadounidenses como JetBlue y American Airlines, que tienen hoy resplandecientes oficinas en La Habana, y Airbnb ofrece decenas de miles de alojamientos privados en la isla.

La internet es hoy una realidad al alcance de cientos de miles de cubanos pues el presidente Raúl Castro cumplió la promesa que le hizo a Obama y abrió casi 400 puntos de acceso a Wi-Fi en el país. Paralelamente, viejos enemigos separados por 145 kilómetros (90 millas) de agua firmaron acuerdos para cooperar en una cantidad de áreas, que van desde el tráfico humano hasta los derrames de petróleo.

El sucesor de Obama, Donald Trump, encara un complejo escenario al ser presionado por legisladores cubano-estadounidenses y por cabilderos para que cumpla su promesa de dar marcha atrás con las políticas de Obama hacia Cuba. El gobierno estadounidense se apresta a anunciar una nueva política que prohibiría los negocios con los militares cubanos al tiempo que preservaría las relaciones diplomáticas plenas restauradas por Obama, según un funcionario de su gobierno y una persona involucrada en la elaboración de esa política.

“Como ha dicho el presidente, la actual política hacia Cuba es un mal negocio. No hace lo suficiente para apoyar los derechos humanos en Cuba”, expresó el vocero de la Casa Blanca Michael Short. “Pronosticamos un anuncio en las próximas semanas”.

Se siguen debatiendo nuevas restricciones a los viajes de placer de los estadounidenses a Cuba, que se han más que triplicado desde el anuncio de Obama, hasta llegar a casi 300.000 visitantes el año pasado.

Los cubanos anticastristas de Estados Unidos no quieren que los turistas estadounidenses disfruten de mojitos en un estado policial que mandó al exilio a miles de personas que dejaron sus casas y sus negocios. Las leyes estadounidenses siguen prohibiendo el turismo a Cuba y para visitar la isla hay que encajar en alguna de 12 categorías contempladas por el gobierno, que van desde asuntos religiosos hasta actividades educativas diseñadas para promover el contacto de los visitantes con los cubanos.